En los puntos más vertiginosos se han dispuesto pasamanos. También bancos durante la ruta. Hay quien se atreve a recorrerlo en bicicleta y en verano abundan los recorridos en kayak, sobrecogidos estos por un vértigo invertido. El atractivo principal, además del eterno paisaje, es el puente colgante del Barranco de Sant Jaume: 40 m de vacío bajo nuestros pies.
Sin marca ninguna, los visitantes no caen en la cuenta de que el mismo desfiladero separa las comunidades de Cataluña y Aragón de forma natural. Pero antes de dedicarse a las curiosidades, posiblemente las mentes de los que van por primera vez estarán más ocupadas venciendo algún que otro vértigo. Los más valientes (y preparados) podrán acceder a la Cueva Colomera a través de la vía ferrata que le da acceso.